En fracciones de segundo mi rosa de
noche, dejé de oir tu
voz; la noche se me echó
encima entre una lluvia de
estrella fugaces.
Su resplandor me dió abrigo dió cobijo a mis alas
debilitadas, apresó por un
instante mi soledad toda rozándo
el corazón que se me desbordaba.
Atemperando el viento que soplaba escuché el cascabeleo de las ágatas
esmeralda, me acurruqué en la
hamaca de algodón crema; buceando
en los recuerdos ,en un tiempo roto.
En mi recodo plácido y silencioso dejo libres un reguero de sueños, ante la zozobra incierta de los
dias; reverberando un tiempo
lejano que volvera más serenado.
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